24 nov 2011

En su casa de muñecas

Ella vive en su trono, en un castillo que ella misma construyó. Ella respira recuerdos del pasado, se alimenta del perfume de las flores de su jardín.
Tiene dos oídos capaces de filtrar todo lo malo, y en su mente viven sus deseos y sus sueños. No es una mujer ambiciosa, se conforma con dar amor y estar rodeada de plantas, flores y cualquier vegetación. Le gusta mucho hablar y compartirte su vida, porque además cree, que así sus recuerdos serán eternos porque alguien más los recordará.
Y le gusta sonreír, siempre sonríe y aunque no lo haga su piel atesora sonrisas, y una mirada tierna y dulce que jamás le negó a nadie. Ella, como su alteza se sienta en la punta de una mesa larga, larga, larga y con muchas sillas a sus costados, pero casi siempre están vacías.. Y aunque viva sola ella llena sus muebles con sus queridísimos súbditos, que si bien no ve a todos con demasiada frecuencia está eternamente agradecida de que siempre estén a su merced cuando ella los necesita. Le gusta mucho adornar su morada, por lo cual exhibe con orgullo montones de muñecas de porcelana, retratos y dibujos de personas que quiere mucho, que aunque no sean (claramente) ninguna obra de arte ella los atesora tal si fueran rubies, esmeraldas y perlas.
Es inocente, es cariñosa y muy generosa. Es una dama delicada y frágil, sencible como una rosa al viento.
Es hermosa, ingenua, y sus ojitos brillan cuando pronunciás las palabras "Te quiero" y nunca callará: siempre tiene guardado un "yo también" para el que se lo haya dicho.
Es de la realeza más pura y sencilla a la vez. Tiene un corazón enorme en el que deja la puerta abierta a cualquier persona o ser vivo que se cruce en su vida. Tiene pelo de seda, pestañas largas y boca chiquita que suele pintarse en ocasiones especiales de colores carmín. Tiene ojos claros pero profundos, y una sonrisa franca.
Ella vive en su palacio y abre sus puertas a todo aquel que quiera visitarla, porque tal vez no tenga demasiado espacio en su hogar, pero su corazón es tan enorme como el mismo Vaticano.
Es simple, ingenua, aniñada, cariñosa, soñadora.
Es una princesa, y la mejor abuela del universo.

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