4 dic 2011

Con mis anteojos o sin ellos siempre los veo.
Sé que te pasó alguna vez, o que por lo menos es bastante frecuente que le ocurra a las personas.
Pasan sigilosas, caminan, se acercan o se alejan. Siempre en un ritmo no muy apresurado. Y vos como un imbécil mirás, prestás atención, te das vuelta y.. ¿Sabés qué? Maravillosamente no lográs ver nada. NADA. No hay nadie, no hay nada.

(Este es el momento en que fántasticamente coincidís con mi experiencia y pensás estúpidamente: "Ah, sí, es verdad, a veces pasa" o indefectiblemente me considerás una psicópata con alucinaciones graves.)

Lo cierto es que, por más que intenté durante años concretar una visión detallada de ese "algo" que se aparece de vez en cuando en mi vida, lo único que logré fue darme cuenta que aunque lo intentase por el resto de mi vida o aún en 50 vidas más nunca podré visualizar con exactitud a mi curiosa compañía.
Debo decir que en un comienzo (desde muy chica) estas apariciones me asustaban un poco. Tenía mucha imaginación y sumado al tan conocido pesimismo que por lo general me caracteriza siempre tenía la idea de que querían atraparme, vigilarme o hacerme daño. Pero poco a poco me fui acostumbrando y lamentablemente les fui perdiendo algo de respeto. Comenzaba a obsecionarme, porque sí, esa es la palabra "obseción" tenía la creciente necesidad de saber quién rodeaba mi vida, quien me estaba observando de una manera tan injusta que nisiquiera me concedía el derecho de verlo también. Porque resultaba casi tan molesto como esas mosquitas en la noche que, no hacen nada, pero te acompañan a tu alrededor. Ellos eran iguales: no afectaban mi vida, no interferían ni en mi rutina ni en mis actividades, pero con sólo su presencia eran capaces de crear una revolución en mi mente. Sin hacer absolutamente nada, sin hablar o dejar señales. Simplemente no había nada más que esperar: era exactamente eso lo que deseaban hacer. Querían ser tu compañía, querían ser presencia silenciosa de tus días, querían no interferir en nada y sinembargo hacerte saber que están, existen y SON. Y tal vez (uno nunca sabe) querían ser tu guardián, tu protector, tu guía mudo que te acompaña y te cuida aunque no pueda tomar tu mano, aunque no pueda darte un coscorrón que te despeine, aunque no pueda si quiera hablarte y decirte: "Te ví crecer y estás haciendo las cosas bien. No te detengas". Tal vez, quizás, a lo mejor.. sea como mi corazón dice y mi mente quiere creer. Quizás sea como mis lágrimas que se desparraman por mi mejilla como las caricias que creo, querrías hacerme. Quizás cuando huelo tu pullover preferido y lo abrazo.. sólo quizás seas vos el que quisiera ocupar esas mangas vacias de lana para envolverme de tu cariño.Quizás seas vos quien en silencio me distrae cuando voy demasiado rápido y no pienso en lo que hago. Quizás seas vos quien me cuida en las noches y quisieras acariciar mi pelo y decirme la frase que no puedo pronunciar sin desatar el nudo de mi garganta y regalarte sin querer mi llanto.
Quizás seas vos.
 ¡SÍ! ¡QUIERO QUE SEAS VOS!

Ya pasaron más de 8 años,
pero vivís en mí abuelo.
 Y estás: yo sé que estás.

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